Lamentable muerte de 8 confinados
Un golpe de agua arrastró hoy una guagua tipo van con 10 confinados y dos oficiales de custodia. El saldo de este evento fue de 8 confinados muertos debido a que estaban amarrados de pies y manos. Sólo dos confinados y los guardias sobreviven a la tragedia.
Además de lamentable, es preocupante lo que ha sucedido hoy. Que al día de hoy todavía pasen accidentes de este tipo por crecidas en cualquier cuerpo de agua demuestra mucho de la vulnerabilidad ambiental en la que vivimos y las condiciones de nuestras carreteras. Lluvias menores como las registradas hoy, no sólo entorpecen el tránsito urbano causando tapones, sino también expone a mayores peligros a quienes tienen que transcurrir por caminos vecinales y carreteras rurales. Obviamente, el problema de fondo es de planificación y de uso de recursos naturales. El descontrol y mal uso de los recursos naturales (movimientos de tierra, construcción en áreas vulnerables, canalizaciones ilegales) en combinación con la saturación natural del suelo en un clima tropical como el nuestro ha creado una trampa mortal para los residentes de áreas rurales del país.
Es preocupante además que medidas de seguridad se toman cuando se transportan confinados. Lidiar con las crecidas de cuerpos de agua debe ser un procedimiento estándar para instituciones como el Departamento de Corrección. Esta institución, no sólo transporta seres humanos por áreas vulnerables, sino que tiene prisones en localizaciones cerca de lugares suceptibles a desastres. Segundo, que al día de hoy no se tomen medidas de seguridad apropiadas para el transporte de los confinados de manera segura, revela que todavía estamos en las prisiones de la era prehistórica. Estoy seguro que tuviésemos el mismo resultado si un accidente con fuego en la carretera hubiese acaecido y no un golpe de agua.
Indudablemente hay que revisar los procedimientos de seguridad de transporte de confinados, porque el resultado de hoy demuestra que el Departamento de Corrección no ha estado dándole la prioridad que merece.
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